viernes, 19 de octubre de 2007

[Cap 3. El Pasado]

El día había amanecido gris y oscuro.

Neika tenía abierto su baúl y ya tenía casi todo por medio, sin embargo sus compañeras de habitación eran bastantes diferentes a ella. Tenían todo ordenado y puesto en su sitio.
Neika dormía con 4 chicas más: Elisabeth Kallian, Mary Jane Hanks, Nicole Williams y Allison Harrison; que respectivamente se decían Eli, Mane, Nic y Ally.
La verdad es que a Neika no les caía nada bien, se pasaban la vida criticando a todo el mundo, haciéndole bromas pesadas a los de primero y creyéndose las diosas del mundo.

Katherine dormía en una habitación de Ravenclaw, sobre su mesita de noche ya tenía un montón de libros y alguna que otra fotografía. Dormía con 3 chicas más en la habitación, tan estudiosas como ella. No se hablaban mucho, pero se llevaban bien.

Vivienne estaba en su habitación recogiendo algunos cuantos libros y apuntes que tenía de Salem, se podía observar el envoltorio del dulce que había comido antes de dormir en la mesita de noche. Dormía junto a otras 3 chicas algo calladas, pero de buena convivencia.

Harry y Ron dormían en la misma habitación que Robert y Lucian, junto con Neville Longbottom. Los 5 chicos tenían fotos, escobas y posters de todo tipo dedicados al Quidditch, excepto por Lucian que tenía un tablero de ajedrez con el que la noche anterior había jugado contra Ron y Neville, que tenía algún que otro libro de Herbología.

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Ya se habían reunido todos en el Gran Comedor.

Neika se sentó junto a Harry, Ron, Hermione, Robert y Lucian en su mesa de Gryffindor y Katherin y Vivienne la imitaron.

- ¿Qué tal? – Preguntó alegremente la chica de pelo corto negro, con una sonrisa en su cara.

- Bii..een.. – Contestó Ron mientras bostezaba.

Todos se percataron de un ruido que provenía de la entrada del Gran Comedor, 4 chicas entraron gritando y riéndose a carcajadas estúpidamente, Neika las reconoció en seguida: eran sus compañeras de habitación.

- Oh no... – Susurró ésta por lo bajini.

- ¿Qué ocurre? – Preguntó Hermione.

- Que son unas estúpidas... – Respondió Neika con cara de asco.

- ¿Por...? – Comenzó Harry, pero algo hizo que los chicos se giraran y las miraran.


Se oyó un sollozo. Una de las chicas que habían entrado, le había tirado a la cabeza a una alumna de primer curso de Hufflepuff un dulce del desayuno. Éstas cuatro reían sin compasión alguna, mientras la señalaban.

- ¿Pero qué...? – Comenzó Neika poniéndose de pie de un salto y apretando los puños, pero Vivienne la cogió de la muñeca para pararla.


Las chicas se percataron de que ésta se había levantado en dirección hacia ellas, así que se quedaron mirándola; mientras cuchicheaban y se reían.

- Las odio... – Murmuró a Vivienne que se encontraba a su lado sentada aún, sujetándola.

- ¿Qué pasa? – Gritó una de ellas - ¿Qué no eres capaz de defenderte con tu casita de Slytherin y te tienes que sentar con esa pandilla de... de... estúpidos?

Neika reconoció rápidamente a Ally. Y quiso escaparse de la mano de Vivienne, pero no quería tirar muy fuerte para no hacerle daño.

- ¡Idiotas! – Exclamó Neika desde la otra punta del Gran Comedor mirándolas con odio.

Las chicas las cuales reían, pararon su risa... Nunca podían creer que alguien les plantara cara.

- ¿Qué te pasa? ¿Qué papá y mamá están en Azkaban y nunca más los volverás a ver porque estarán allí de por vida y la pobrecita Black se siente sola? – Comenzó Elisabeth en tono burlón.

Neika apretó los puños lo más que pudo y se abalanzó a paso firme hacia ellas, dando un fuerte tirón de Vivienne que hizo que cayera hacia atrás, pero; por suerte, Robert la cogió antes de que cayera al suelo.

Harry, Hermione y todos los de la mesa se levantaron para ir hacia Neika y que no se metiera en problemas, pero ella les adelantó y ya estaba levantando la mano para pegarles a alguna de ellas.

El Gran Comedor quedó en silencio en unos segundos, todos se inmovilizaron mirando la escena y sólo se escucho el pequeño grito que exclamó Elisabeth mientras se cubría con las manos.

Draco, que estaba sentado justo al lado de ellas, se levantó rápidamente y cogió a Neika por la cintura antes de que pudiera hacer nada de lo que pudiera arrepentirse, sosteniéndola en el aire.

- ¡Oh, Draco! Si no llega a ser por ti... No sé lo que nos hubiera hecho – Exclamó en tono de victimismo Mary Jane.

Éste luchaba contra las patadas que Neika daba al aire, para que éste la soltara.

Al fin pudo controlarla y la dejó en el suelo, pero Neika empezó a llorar desconsoladamente en el suelo, arrodillada... Draco la abrazó inconscientemente.

- Draco... – Comenzó Nicole.

- ¡FUERA! – Gritó Malfoy con odio y enfurecimiento en su mirada.

Todos se asustaron por el grito de Malfoy y se echaron a un lado. Hasta Harry y todos los demás observaban la escena; perplejos, viendo a Neika llorando en el suelo y a Draco abrazándola.

- ¿Az... kaban? – Repitió Ron en un susurro a Katherin.

Ésta lo miró con cara de no saber que contestar.

- Bueno... Es lo que le cuentan... No se sabe – Respondió Vivienne para que no le dieran más vueltas al asunto.

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Neika se pasó las clases con aspecto triste y cara de enfado, aún se le notaban los ojos rojos y brillantes de haber llorado.

- ¿Alguien tendrá que preguntarle que le pasa, o si está bien, no? – Preguntó Harry acercándose hacia ella, pero Robert puso una mano sobre el hombro de Harry y lo paró en seco.

- No, déjala – Respondió – Tiene mal genio.

Estaban en los jardines de Hogwarts. Neika se levantó de golpe y se dispuso a caminar.

- ¿A dónde vas? – Preguntó Hermione precipitadamente.

Neika paró en seco y a los chicos se les puso el vello de punta, no sabían que reacción podía tener.

- A... – Comenzó mientras los otros la miraban - ...Al lago a dar un paseo.

Y se marchó con paso ligero pero decaído.

Neika iba andando con los brazos cruzados, como si estuviera abrazándose o tuviera frío... Los alumnos se le quedaban mirando, porque la recordaban de lo que había liado a la hora del desayuno en el Gran Comedor; pero ya no le daba la más mínima importancia a aquellas miradas.

Por fin salió por la puerta que daba al Gran Lago y se dirigió hacia él. Anduvo hasta cerca de la orilla y se sentó abrazando sus piernas.

Sintió que alguien se sentó a su lado. Giró su cabeza y lo miró y para su sorpresa era Draco.

- ¿Qué haces tú aquí? – Preguntó con un tono autoritario, pero en el que se notaba la tristeza, mientras que giraba su cabeza hacia el otro lado.

- Nada... Sólo quería ver como estabas... – Susurró seranamente.

- Ah... Pues bien – Contestó cortante.

- Cuéntamelo – Dijo.

- ¿Contarte el qué? – Exclamó con un tono de enfado.

- ¿Por qué te pusiste así? – Preguntó recordando lo que ocurrió.

Neika se le quedó mirando con enfurecimiento, pero luego agachó su cabeza y dejó de fruncir el ceño.

- Gra... Gracias por ayudarme – Murmuró intentando esquivar su pregunta.

- De... De nada... – Contestó sonrojándose y quiso cambiar de conversación – Mmm... comprendo que no me quieras contar el por qué... No empezamos muy bien...

Neika no contestó, seguía con la cabeza agachada.

- Pero tranquila... Yo estoy aquí para cuidarte... – En ésta última palabra Draco se enrojeció mucho más, de nuevo; le salió inconscientemente como aquel abrazo que le dio a Neika cuando ésta estaba llorando.

- Mis... Mis padres no sé quienes son – Empezó – Algunos dicen que murieron, y otros dicen que están encerrados en Azkaban por asesinato...

Neika levantó lentamente la cabeza y se notaba un pequeño rubor también en sus mejillas, a la vez que Draco la miraba fijamente.

- Gracias... Por escucharme – Dijo, pero esta vez con una amplia sonrisa en su cara. Ya no sentía ese amargo sentimiento de tristeza y se sentía alegre.

- Emm... Mmm... Creo que... McGonagall te estaba buscando – Cambió cortantemente Draco mientras miraba hacia otro lado y se arrascaba la nuca.

Neika se abalanzó sobre él, dándole un abrazo. Éste se quedó inmóvil, no sabía como reaccionar. Así que Neika se separó de él, volvió a dedicarle una sonrisa y se fue con paso alegre.


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- Me han informado de tu pelea esta mañana – Comenzó McGonagall en clase de Transformaciones con Neika de pie al otro lado de su escritorio.

- Err... Sí... Lo siento mucho, profesora – Se excusó.

McGonagall la miró con cara estricta, pero a la vez con una mirada maternal.

- Bueno... Te hemos asignado una habitación con la señorita Hermione Granger – Explicó.

- ¿Eh? – Exclamó la joven chica.

- Sí... Debido a que sabemos que las señoritas Harrison, Williams, Kallian y Hanks duermen en su habitación ¿No? -

- Sí, profesora –

- Bueno, pues lo dicho... A partir de ahora dormirás con la señorita Hermione Granger en la habitación de las prefectas. –

Neika sonrió.

- Gracias profesora – Agradeció con una amplia sonrisa.

- Bueno, venga... De nada – Contestó sin darle importancia.

- Pero profesora... ¿Y mis cosas? – Preguntó.

- Tranquila, el señor Malfoy ya las ha llevado a su nueva habitación – Le contestó

- ¡Ah! Vale – Exclamó ésta, saliendo de la clase hacia su nueva habitación.

[Cap 2. En HogwarTs]

- ¿Ves Ron? ¡¡Ya no queda ningún carro que nos lleve hasta Hogwarts!! – Gritó Hermione enfadada.


-
¡Eh! – Exclamó Neika a sus espaldas señalando – ¡Hay quedan dos!

Fueron a ver, era cierto. Quedaban solamente 2 carros. En cada carro iban 6 personas y ellos eran 8 (Harry, Hermione, Ron, Neika, Vivienne, Katherine, Robert y Lucian), así que dos de ellos debían de ir sólos en el otro.

- ¡Aparta de ahí, uno de esos carros es mío! – Dijo una voz fría y malhumorada a sus espaldas, que, al pasar; chocó contra Harry que lo tambaleó un poco.

- ¡Malfoy... Idiota! – Gritó Ron.

Pero Neika, salió corriendo. Aquel chico de pelo rubio llegó al mismo tiempo que ella al carro e intentaron subirse, empujando el uno al otro hasta que Draco subió.

- Estúpido – Exclamó Neika, mientras que Malfoy se quedaba quieto.

Todos abajo estaban algo perplejos, pero Ron aplaudía con alegría; a lo que a una estricta mirada de Hermione paró sus palmadas y su felicidad.

- Hay que tener cuidado... Neika está todo el día metida en peleas – Susurró Vivienne.

- ¿Estúpido? ¿Tú me vas a llamar estúpido a mí? – Preguntó con sarcamo sentándose, mientras se volteaba a mirar a Neika.

No sabía porque, pero esa chica tenía algo especial. Sus ojos de un color oscuro, casi negro; y un mal genio y carácter en su mirada.

- Bu... Bueno... – Tartamudeó Malfoy - ¿Quién eres?

Harry se extrañó desde abajo, ‘¿Quién eres?’ de Malfoy era más propio decir ‘¿Quién diablos eres?’.

- Neika Black y... ¿Te importa mucho? – Preguntó con desdén e ironía – Todos no cabemos en ese carro de ahí – Señaló el carro – Así que creo que te vas a tener que aguantar y no vas a ir solito.

¿Sólo? Es verdad. Ninguno se había dado cuenta pero Malfoy no estaba ni con Crabbe, ni con Goyle, ni con Parkinson.

- ¿Eres de...? – Comenzó - ¿Slytherin?

- Sí ¿Y qué? – Respondió añadiéndole un toque más de enfado a su tono.

- Na... Nada... Yo soy prefecto de esa casa – Comentó casi en susurros.

- ¿Ah sí? ¡Enhorabuena! – Exclamó con bastante sarcasmo – Yo soy de Salem y me importa 20 colas de dragón de donde diablos seas y quién seas.

Harry rió por lo bajo, pero a Ron le salió una fuerte carcajada de la que no pudo reprimirse, mientras Draco le fulminaba con la mirada desde el carro.

- ¡Oh! – Exclamó Neika acercándose por la parte delantera y acariciando algo... - ¡Qué bonito Thestral!

Harry se asombró, Neika veía a los Thestral... Quería decir que había visto y asimilado la muerte de alguien. Todos los demás se la quedaron mirando con cara extrañada... Nadie sabía qué diablos estaba haciendo.

- Bueno – Dijo tras dejar de acariciar a esa criatura y subió al carro junto a Malfoy y rápidamente su cara de enfado hacia él, se convirtió en una agradable y amplia sonrisa - ¿Quién se viene conmigo?

- Yo... misma – Respondió Hermione alzando la mano y Neika le devolvió una sonrisa.

- ¿Qué? – Exclamó Ron en un susurro - ¿Te vas a ir con Malfoy?

- No, voy por Neika – Respondió cortante – No quiero que le pase nada malo, además es nueva y algún prefecto debe de mostrarle todo y decirle como van las cosas, y no me fío de Malfoy... Además como tú eres tan GENIAL prefecto – Sus palabras sonaron forzadas – Les explicarás todo a ellos.

Hermione señaló a Katherine, Vivienne, Robert y Lucian.

- ¡Luego nos vemos! – Se despidió mientras se subía al carro y dejaba atrás a sus amigos.

Ambas chicas se giraron y vieron que sus compañeros ya se estaban montando el carro y camino a Hogwarts.

- Bueno Neika – Comenzó Hermione mientras se giraban las dos para mirar hacia delante – Supongo que eres nueva y no sabes muy bien el funcionamiento de Hogwarts.

- No, no te preocupes – Respondió con una sonrisa – La profesora Mc...Gonagall creo, o algo así... Me envió una carta explicándome todo.

- Oh, genial – Dijo.

- Oye Hermione... ¿Sabes quién es el capitán del equipo de Quidditch de Slytherin? – Preguntó interesada.

Hermione no contestó, sólo hizo una mueca.

- Yo – Susurró fríamente Malfoy quien estaba frente a ellas y estaba escuchando toda la conversación que ambas mantenían.

- Malfoy, estamos hablando nosotras, no te metas – Le espetó con un toque estricto.

- ¿Y yo te he hablado a ti, sangre sucia? – Preguntó con desdén.

Hermione hizo una mueca de dolor, pero no hizo nada. Neika se levantó rápidamente y le dio una bofetada a Malfoy. Éste se quedó hacia un lado y con la mano puesta en su cara. Se levantó en señal de desafío y se puso a unos milímetros de ella, la miró fijamente a los ojos.

Neika radiaba rabia y carácter por sus ojos, como si no temiera a Malfoy. Éste se quedó un rato mirándole fijamente a esos ojos... esos grandes y hermosos ojos que lo miraban con un horrible desdén, aunque sin embargo, no había visto a Neika tan de cerca como ahora y le pareció muy hermosa.

Malfoy vaciló durante unos segundos pero se sentó rápidamente, mirando hacia un lado, ahora sí; ignorándolas.

Hermione se fijó en la cara de Malfoy, Neika le tendría que haber pegado bien fuerte, pues tenía toda la cara roja y su mano señalada.

- Nei... Neika... – Comenzó Hermione asustada – No... No tendrías que haber hecho eso... No se puede agredir a un alumno...


-
¿Pero sí se le puede insultar? – Preguntó con algo de enfado refiriéndose a ella, como regañándole por no saberse defender o no haber sacado más carácter.

Hermione calló unos segundos. No podía negar que Neika no tenía razón. Era verdad, ella mismamente podía haberle insultado igualmente (tampoco llegar al punto de pegarle, pensó), pero podría haberle plantado cara y no quedarse callada.


-
No... No es lo mismo – Se excusó entrecortadamente.

- ¡Ya estamos llegando! – Exclamó Neika poniéndose en pie y admirando Hogwarts con un cierto aprecio y alegría de estar allí.

&&&

{En mi historia Dumbledore NO está muerto xD}

Al entrar al Gran Comedor no había 4 mesas como siempre para los alumnos, esta vez había 5. Sobre cada una de ellas había el escudo de las casas de Hogwarts y en la última había un gran escucho que decía: Escuela de Brujas de Salem. La mesa de los profesores estaba donde siempre, al final de la gran sala.

- Creo que nosotros vamos allí – Comentó Katherine señalando la mesa que estaba bajo el escudo de su escuela.

- Sí, vamos – Respondió Lucian.

- ¡Luego nos veremos! – Se despidió Robert.

- ¡Adiós! – Dijo Neika alegremente.

Los Salem se sentaron todos en la misma mesa. Había muchos más alumnos aparte de Neika, Katherine, Vivienne, Robert o Lucian. Alumnos que jamás había visto, y que este año, compartiría con ellos sus clases.

Las otras 4 mesas de Hogwarts estaban casi vacías, era de esperar, que si venía gente de Salem de intercambio se fuera gente de Hogwarts a Estados Unidos.

Harry miró la mesa de Slyherin. Draco estaba sólo. Al parecer, pensó, Crabbe, Goyle y Pansy se habrían ido de intercambio a Estados Unidos; por eso Malfoy estaba mucho más enfadado y malhumorado que de costumbre con ellos. Se había quedado sin sus ‘queridos amigos’.

- ¿Sabéis lo que ha pasado en mi carro cuando iba con Neika y Malfoy? – Comenzó Hermione intrigando su voz.

- ¿Qué? – Preguntó Ron.

- ¡Neika le ha pegado a Malfoy! – Exclamó exaltada por la hazaña que había hecho ésta chica.

- ¿QUÉ? – Saltó Ron mientras su cara lucía una agradable sonrisa.

- ¿Por qué lo ha hecho? – Agregó Harry.

- Es que me llamó... – Murmuró Hermione entristeciendo su voz - ... sangre sucia.

- ¡Se lo tiene merecido! – Chilló Ron mientras sonreía en señal de satisfacción.

- Pero es que Malfoy... No pudo hacerle nada, es como si Neika tuviera algún poder especial o algo sobre él, se quedó callado como aceptando su ‘derrota’ – Los tres amigos, ya sentados en su mesa, miraron hacia la mesa de los Salem por aquel comentario que hizo Hermione sobre ‘poder especial’... Quizá cuando se enfurecía sacaba algo de su interior, pensó Ron. Pero la chica estaba alegremente hablando y riendo.

- No sé... Tiene demasiado carácter para ser una chica – Comentó Ron.

- ¿Qué? ¿Por tener ese carácter es demasiado para una chica? – Repitió Hermione incrédula.

- Sí... es decir... – Se intentó explicar.

- ¡Eres un machista, Ronald! – Se quejó ella.

- ¡Ey! No me llames así... – Exclamó – Y no lo soy.

- Sí, lo eres – Le apoyó Harry, burlonamente – Ahí te has pasado.

Hermione fulminó a Ron con la mirada y miró hacia el director, que con los brazos abiertos, pedía silencio.

- Silencio, alumnos, por favor – Pedía amablemente con una sonrisa – Bien, creo que algunos habréis notado que falta gente de Slytherin, Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor y que hay nuevos alumnos. ¡¡Quisiera darles la bienvenida a los alumnos de la Escuela de Brujas de Salem de Estados Unidos!! – Exclamó con emoción, mientras todos aplaudían – Bueno, quería decirles que ojalá busquen en Hogwarts la educación que necesitan para pasar a trabajar, los que tengan 17 años y los que tengan 16 que sigan estudiando su último año aquí. Los alumnos de Salem ya han sido asignados para una de las 4 casa de Hogwarts, como bien informó la profesora McGonagall – Explicó mientras la señalaba con una amplia sonrisa – Bien, quiero que tratéis a estos alumnos como si fueran vuestros amigos. Aquellos amigos que siempre están con vosotros, en las buenas y en las malas. Darán clase como cualquier alumno de Hogwarts, podrán usar la biblioteca, ir a ver a la Señora Pomfrey, visitar los terrenos de Hogwarts (excepto el Bosque Prohibido) y presentarse a las pruebas de Quidditch.

El Gran Comedor aún estaba en silencio. Dumbledore carraspeó.

- Bueno... Este año tenemos un profesor nuevo de Defensa Contra las Artes Oscuras... Demos la bienvenida al profesor Adam Norrison, que viene desde las tierras de Irlanda.

Un hombre de alta estatura, pelirrojo y con los ojos oscuros se levantó y saludó a todos con una amplia sonrisa. Hubieron unos cuantos aplausos.

- Gracias Dumbledore – Respondió con una pequeña reverencia. Este la aceptó afirmando con la cabeza.

- Bien... Y ahora – Continuó Dumbledore – ¡¡A CENAR!!

Los platos se llenaron con todo tipo de manjares. Había carne, pescado e incluso dulces para cenar. Todos los alumnos tenían en su cara un aire de alegría, pues ya estaban hambrientos.

Neika, desde su mesa, miró la comida horrorizada: ella sólo comía alimentos biológicos o comida sana.

- ¡¡NO!! – Exclamó desconsolada.

Pero algo ocurrió, la comida que estaba a su alrededor cambió por verduras, cosas a la plancha y fruta.

- ¿Pero qué...? – Comenzó ésta confusa.

Miró hacia la mesa de los profesores. Dumbledore tenía la varita en su mano y estaba mirando hacia la muchacha. El director le sonrió. Ella, sabiendo que éste le había cambiado la comida, sonrió agradecida mirándolo.

- ¡Bien! – Exclamó feliz mirando hacia la comida - ¡A comer!

[Cap 1. Desde Salem]

El día había comenzado alegre. En el cielo había un color azul intenso junto con un sol, que radiaba sus últimos rayos de calor del verano antes de que llegara el otoño. Sólo se veían unas esponjosas y blancas nubes a lo lejos, junto a las montañas, pero no predecían que fuera a llover.

Harry, Hermione y la familia Weasley habían recientemente llegado a la estación de King’s Cross en Londres. Cargaban grandes baúles en sus carritos con extrañas mascotas sobre ellos, a los que los peatones; incrédulos miraban con cierto descaro.

- Vamos, no os tardéis más... – Espetó la señora que encabezaba a la familia de pelirrojos - ¡Daos prisa! Odio que los muggles nos miren tan descaradamente...

- Sí, mamá – Dijo desganadamente un chico pelirrojo, de unos 17 años - ¡Sabemos lo que tenemos que hacer! – Se quejó – Ya no somos unos críos...

- Pero tú piensas aún como ellos... – Sonrió sarcásticamente Molly Weasley.

Llegaron a uno de los andenes. Esperaron a que los viajeros se dispersaran un poco y entraron uno tras otro por la columna que había entre los andenes 9 y 10. Aparecieron en el andén 9 y ¾.

Allí humeaba el gran tren de hierro color escarlata que siempre los recogía ese 1 de Septiembre camino a Hogwarts.

- ¡¡Ey, mirad!! Allí está Ginny – Gritó Ron, aunque sus palabras fueron disminuyendo ya que, su hermana pequeña, había entrado después de ellos.

- Ah – Exclamaron al unísono Harry y Hermione mientras subían sus grandes baúles al tren.

- ¡¡Eh!! Ginny – Dijo acercándose a una chica de espaldas con el pelo anaranjado que estaba de espaldas - ¡EH! – Gritó furioso - ¿Estás sorda?

Ron le tiró del pelo, la chica chilló ‘Ay!’ mientras cogía su mechón de pelo y se daba la vuelta.

- Pero tú no eres... – Dijo Ron incrédulo al ver a la chica.

La muchacha, al igual que Ginny, tendría 16 años; pero llevaba unas gafas de pasta negra y sus ojos eran de un color extraño, rojo oscuro. “De espaldas, se le parecía” pensó Ron, pero de cara, ni mucho menos.

- Lo... lo siento – Murmuró Ron algo avergonzado y se dirigió hacia sus amigos.

Harry y Hermione ya habían metido a Hedwig, Pigwidgeon y a Crooshanks en el tren. Ron se acercó a ellos y les contó lo que le había sucedido. Harry y Hermione aguantaron una fuerte carcajada frente a él, pero rieron por lo bajo.

- En serio chicos... Era igual que mi hermana de espaldas, igual... – Repetía una y otra vez, incrédulo aún por lo que le había pasado.

- Pero bueno Ron... ¿Entonces quien era? – Le preguntó Hermione mientras caminaban por el abarrotado pasillo lleno de alumnos.

- No sé chicos, pero no era de aquí – Contestó pensativo – No era de Hogwarts, estoy seguro...

- ¿Por qué estás tan seguro? – Añadió Harry.

- ¡Ey! Soy pelirrojo... ¡Toda mi familia es pelirroja! – Exclamó - ¿Crees que no me hubiera dado cuenta si hubiera más pelirrojos en Hogwarts?

Harry y Hermione volvieron a reírse entre dientes. La explicación de Ron era absurda, pero aún así... era divertida y original.

- Bueno, yo me quedo aquí – Dijo Harry señalando un compartimiento vacío.

- Está bien – Le respondió Ron sonriendo – No creo que dure mucho en el vagón de los prefectos, volveré en cuando pueda.

- Hasta luego, Harry – Se despidió Hermione.

Harry entró y deslizó la puerta tras de sí. Muchos alumnos pasaban, lo miraban por el cristal y le señalaban. Por un momento, se sintió como uno de esos animales del zoológico que los ves a través de un gran cristal. Indignado, corrió la cortina y se sentó algo malhumorado por aquella escena que acababa de protagonizar.

- ¡Jajaja! ¡No veáis como lo pasé en la playa! – Escuchó a alguien de gritar que se acercaba por el pasillo.

- Ay... No grites tanto – Se quejó una voz más dulce, que por su apariencia, se había tapado los oídos con las dos manos.

- Este... Creo que está vacío – Añadió la misma voz gritona de antes. Señalaba al compartimiento en el que se encontraba Harry.

Las chicas se acercaron a la puerta y la corrieron. Allí dentro vieron a un chico delgaducho, con gafas y pelo desgreñado.

- Uy... Pues no está vació – Añadió la misma chica que había gritado antes.

La chica era no muy alta, con el cabello negro muy cortado por atrás y largo a los lados, con un flequillo corto que le alargaba su redonda cara. Tenía los ojos oscuros, casi negros y su cara radiaba una enorme alegría. Tras ella, dos chicas más altas. Una de ellas como había descrito Ron hacía varios minutos: pelirroja, alta, con aspecto de tener 16 años, con gafas con una pasta oscura y ojos de un extraño color fuego. A su lado estaba otra chica, de aspecto tranquilo e inteligente, con el pelo negro lacio y fino y con un flequillo que le llegaba hasta los ojos. También usaba gafas.

- ¿Podemos...? – Preguntó la última chica en la que él se había fijado.

- Emm... Sí, sí, claro – Respondió tras varios segundo de estar pensándolo.

- ¡Gracias! – Respondió la chica bajita.

Las tres entraron y se acomodaron en sus asientos.

- ¿Vosotras estáis en Hogwarts? – Preguntó rápidamente Harry, incrédulo porque la pregunta le había salido instintivamente.

Las chicas se miraron entre sí y sonrieron amablemente.

- No – Respondió la chica pelirroja con una sonrisa en la cara – Somos de intercambio de la Escuela de Brujas de Salem de Estados Unidos.

- ¿De intercambio? – Volvió a repetir Harry.

- Sí – Respondió la chica del corte moderno en el pelo – Algunas hemos venido a pasar nuestro último año aquí – Explicó – Dijeron que si nos queríamos dedicar a algún cargo en los Estados Unidos o queríamos elegir alguna otra escuela de Magia del mundo en la que venir a estudiar y quizá, a quedarnos en Londres para siempre.

La chica parecía un poco torpe explicando e incluso, que ni ella misma se había enterado para que estaban allí exactamente.

- Bueno, sí... – Afirmó su amiga de pelo lacio haciéndole una mueca de burla a ella – Algo así era, no exactamente como lo ha explicado, pero es eso.

- Ah... – Exclamó Harry como embobado.

- ¿Y tú eres...? – Comenzó la pequeña muchacha.

- Harry... Harry Potter – Terminó un poco asustadizo por la reacción de sus compañeras de compartimiento, cuando nombró su apellido.

- Harry... Potter... – Repitió la misma chica que le había preguntado y se quedó pensativa unos segundos – No, no me suena.

Por una vez en su vida, Harry dio gracias a que alguien no le conocía y le tomaba por una persona normal y corriente.

- ¿Y vosotras? – Preguntó él, para no parecer descortés; aunque se intuía en su habla que no tenía muchas ganas de hablar.

- Yo soy Katherine Hayley Johnson – Respondió la chica pelirroja.

- Yo me llamo Vivienne Walker – Murmuró fríamente la chica de pelo lacio.

- Y yo Neika Black – Dijo la chica de pelo corto con una sonrisa en su cara.

A Harry le dio un vuelvo la barriga al escuchar ese apellido.

- ¿Black? – Volvió a repetir atónito. Ahora su tono de voz era de curiosidad y no de flojera y de pocas ganas de hablar.

- Sí, Black... Neika Black – Volvió a decir - ¿Por qué? ¿Ocurre algo?

- No, nada – Mintió Harry nervioso.

- ¿En qué casa de Hogwarts estás? – Preguntó la chica que se nombró Katherine.

- En Gryffindor – Respondió entrecortado.

- ¡Ah! – Exclamó – Entonces estás en el mismo sitio que Lucian y...

No le dio tiempo a terminar la frase cuando la puerta del compartimiento se abrió de golpe. Un chico de pelo negro bien peinado con las puntas hacia arriba estaba en la puerta corredera, junto con otro chico un poco más bajito que él que sostenía unos libros entre sus brazos.

- ¿DÓNDE DIABLOS OS HABÍAIS METIDO? – Gritó escandalosamente.

- Ah... No grites Robert – Contestó Katherine.

- Ooh... Perdona Katie – Dijo burlonamente mientras le acariciaba fuertemente la melena como si fuera un perro y la despeinaba.

- ¡Idiota! – Le regañó mientras volvía a peinarse.

- ¡Hola! – Se volvió hacia Harry alegremente mientras ignoraba a Katherine y le saludó.

- Hola... – Dijo Harry algo sobresaltado por aquella escena

- Soy Robert Coleman, encantado – Se presentó mientras le tendía la mano y la estrechaba fuertemente con la de Harry - ¡Oh! ¿Practicas Quidditch? Estás en forma.

- Sí... – Contestó éste algo avergonzado – Soy capitán del equipo de quidditch de Gryffindor y además el buscador.

- ¡Oh! Entonces ya sé a quien me tengo que ir a buscar cuando vaya a hacer las pruebas para entrar en el equipo – Se alegró.

Harry desvió la mirada hacia las chicas.

- ¿Este es el que decíais que iba a estar en Gryffindor? – Preguntó.

- Sí, junto con él – Contestó Vivienne señalando al chico que se encontraba aún en la puerta.

En la entrada al compartimiento se encontraba un chico delgaducho, con los ojos marrones y el pelo rubio muy corto, aunque alborotado. Sostenía un libro, al parecer, de Herbología. Dio un paso hacia delante y se presentó avergonzado.

- Jeje... – Rió nerviosamente – Soy Lucian Wheller. También estoy en Gryffindor.

De repente, por detrás de Lucian aparecieron Hermione y Ron.

- ¡Harry! – Gritó Hermione, aunque rápidamente su tono de voz bajó al ver tanta gente allí metida, pero continuó hablando - ¿Sabes qué? ¡Han venido gente de la Escuela de Brujas de Salem de intercambio! Estarán un año con nosotros, darán las mismas asignaturas, se podrán apuntar a las pruebas de Quidditch... ¡Todo igual que nosotros!

Harry se quedó callado. Neika se levantó con tranquilidad.

- ¡Hola! – Saludó animadamente – Nosotros somos unos de los alumnos de Salem... Yo soy Neika Black, ellas Vivienne Walker y Katherine Hayley Johnson – Ambas saludaron con la mano – Y ellos Robert Coleman y Lucian Wheller.

- ¡Oh! – Exclamó Hermione excitada – Es un orgullo conoceros.

- Igualmente – Sonrieron todos al unísono.

Ron se había quedado en la puerta callado, aunque con una sonrisa boba en su cara.

- Yo me llamo Hermione Granger – Se presentó – Y él es... Ron Weasley.

- Hola, encantado – Se presentó Ron.

- Bueno, será mejor que nos vayamos poniendo las túnicas, pronto llegaremos – Avisó Hermione - ¿Vosotros ya habéis sido seleccionados, no?

- Sí... Yo estoy en Hufflepuff – Contestó Vivienne.

- Yo en Ravenclaw – Dijo Katherine.

- Yo y él estamos en Gryffindor – Habló Robert señalando a Lucian, mientras que Ron y Hermione ponían cara de aprobación por haber caído en su casa.

- ¿Y tú Neika? – Preguntó Harry.

- En Sl... En Sl... En Sy... – Comenzó dubitativa.

- ¿En Slytherin? – Terminó Harry.

- ¡Sí! Eso – Contestó con una sonrisa en su cara.

Harry, Hermione y Ron pusieron cara de horror. El poco tiempo que habían tratado con Neika parecía una persona muy simpática y abierta... ¿Cómo iba a estar en Slytherin si ellos eran de Gryffindor y, por lógica, no solían llevase bien? Bueno, siempre habían tratado con alumnos de Slytherin que estaban alrededor de Malfoy, quizá alguno habría que no tuviera esos aires de superioridad, supusieron.

- Bueno, nosotros nos marchamos, tenemos nuestros baúles en el compartimiento del final del pasillo – Informó Lucian y salió después de Robert.

- ¡Luego nos vemos! – Se despidieron.

Se vistieron y se sentaron. Aún quedaba algo de trayecto para charlar. Vivienne se sentó junto a la ventana y miró al cielo, aún sin ninguna nube y prácticamente limpio.

- ¡Arg! – Se lamentó y puso cara de tristeza – Odio los días soleados.

- ¡A mí me encantan!- Dijo con alegría Neika – Son los mejores días para practicar Quidditch.

- ¿También practicas Quidditch? – Preguntó Harry.

- ¿Qué si lo practica? Duerme abrazando su escoba – Dijo Katherine burlonamente.

Hubo una risa general, a todos les había hecho gracia ese comentario.

- Mentira – Se quejó Neika frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.

El tren iba parándose lentamente. Los alumnos comenzaron a moverse por todo el tren ajetreados y nerviosos. Se podía oír perfectamente el sonido que producían los baúles al ser arrastrados o las lechuzas ululando en sus jaulas asustadas por todo el nerviosismo de sus dueños.

- Será mejor que nos preparemos – Espetó Hermione levantándose de su asiento. Todos la imitaron.